S:M:Xp ![]() Ego quaero vultum Domini Nostri Iesu Christi, qui me illuminavit non meis meritis sed per suam sanctam pietatem
3
de enero de 2001 (Annum Templi DCCCLXXXIII)
Monográfico nº 1
LOS ESTATUTOS SECRETOS DE LA ORDEN DEL TEMPLE
![]() I.-
MAESTRE RONCELIN DE FOS
Recopilación prolija de datos en torno a la figura de
Roncelin de Fos, quien habría de ser supuesto «maestre secreto» de la Orden del Temple.
Particular agradecimiento se le debe al autor francés Jean-Luc Alias, editor
de la revista Templarium, de donde se toma buena parte de las referencias históricas. II.-
LOS ESTATUTOS SECRETOS DE RONCELINUS
Traducción
de la copia en francés de los Estatutos
procedentes de la biblioteca del conde Menno van Limburg-Stirum, «Caballero
Templario» del más alto Grado de la filiación alemana de Von Hund. III.-
EN TORNO AL ESOTERISMO TEMPLARIO
Artículo
en el que se ahonda en varios de los aspectos más relevantes y a la par
desconocidos del «esoterismo templario», permitiéndonos una aproximación
al conocimiento de la filiación templaria laica de los Fedeli d'Amore y de
su principal figura: Dante Alighieri (1265-1321). Se realiza también un análisis de la
documentada obra del Dr. Hans Prutz Geheimlehre und Geheimstatuten des
Tempelherrenordens, relacionada directamente con los Estatutos secretos
o «Libro del Bautismo de Fuego», y de otras cuestiones relacionadas
con el esoterismo templario.
I MAESTRE
RONCELIN DE FOS Con
alta probabilidad el maestre Roncelin de Fos nació alrededor de 1205 en Marsella, Provenza, donde residía su padre
Roger de Fos. Era vástago de una poderosa familia, la de los señores de Fos,
con fama de belicosos, rebeldes y renuentes a todo vasallaje, amos del pequeño
puerto de Fos-sur-Mer. A la muerte de su tío Bertrand, su padre se instaló en Hyéres, donde aquél vivía solo. La familia prestaba
particular atención al Temple, que poseía encomiendas en Provenza. Su
pariente Hugues de Fos había sido maestre precisamente allí. Eran
los Fos propietarios de tierras al este de la embocadura del Ródano (la mitad
oriental de la diócesis de Toulon) y obtenían grandes utilidades de la
comercialización de la sal. Roncelin
era el hijo menor y, de acuerdo a las costumbres de la época, estaba destinado
al clero. Joven ingresa a la Orden del Temple. Muchos fueron sus viajes y pronto
alcanza altas dignidades. Así es que lo encontramos mencionado como maestre de
la Casa de Tortosa, en Siria, donde el 17 de junio de 1242 se halla presente en
un arbitraje entre el Temple y el Hospital. Una
tragedia espantosa había ocurrido en la adolescencia de Roncelin que lo marcaría profundamente para toda la vida. En Béziers, no lejos de Fos, 100.000 cátaros
habían sido masacrados el 22 de julio de 1209 por el ejército de Simón de
Montfort. La orden de éste es conocida: «Matadlos a todos, Dios reconocerá a
los suyos». El joven vizconde Roncelin contaba a la sazón unos quince años y
comenzó a detestar la intolerancia de la Iglesia católica por esta carnicería. Esto lo motiva para ayudar a los cátaros en carácter de vasallo del rey
de Aragón en la batalla de Muret de 1213. Sin duda, este espíritu belicoso y antieclesiástico era el signo de su
familia, que no se sometía a nadie y que, cuando no había enemigo a la vista,
luchaban entre ellos. Roncelin
nació y vivió en el medio de los templarios, pero paralelamente a su labor en
la estructura visible de la Orden participó en en el trabajo de la «Orden Secreta» («Secretum Templi»). Nos ilustran al
respecto los interrogatorios a los caballeros durante el infame proceso,
interrogatorios llevados a cabo por gente hábil y astuta, interesada en
descubrir qué ideas circulaban en el Temple, pues la cuestión residía en saber
si los caballeros habían adoptado el gnosticismo, el maniqueísmo o el catarismo, y en tal caso
el grado de su adhesión a doctrinas dualistas sostenedoras de la existencia de
dos divinidades: el Bien y el Mal. Incluso preocupaba la cuestión de si se habían
convertido al Islam. Pero, por sobre todo y lo primero en importancia, era
establecer si los templarios consideraban a Jesús como un falso profeta, como un
delincuente común crucificado por sus delitos. Si esto era así, los templarios
estaban crucificando a Jesucristo por segunda vez como declaró absurdamente el
rey Felipe el Hermoso. Los
inquisidores conocían muy bien este enigma. Cien años antes, algunos cátaros
conocidos como los «perfectos» ya sabían de esta versión de Jesucristo. Todo esto era conocido por los altos dignatarios de la Iglesia y guardado
celosamente en los archivos vaticanos. Quienes
quisieron difundirla, cátaros y judíos entre otros, fueron perseguidos y
muchas veces exterminados y sus documentos destruidos. Pero, antes de su
destrucción, los cátaros informaron al Temple, el que debió padecer a su
turno tortura y muerte. Durante los interrogatorios en el proceso al Temple,
algunos prisioneros evidenciaron que poseían conocimiento al respecto. El
problema es sin duda el detectar sus fuentes de información, ya ésta proviniera
de manuscritos hallados en Tierra Santa, ya fuera comunicación de sabios
iniciados árabes o cabalistas judíos, o bien que proviniera de los «perfectos»
cátaros. El hecho reside en que el Jesús histórico diferiría considerablemente de la leyenda
que la Iglesia católica impone a sus fieles. Lo más probable es que tales
secretos fueran perfectamente conocidos por los maestros del «Secretum Templi») en los más altos niveles de la Orden. Que tal organización oculta
existía no cabe la menor duda. Existen testimonios de antaño al respecto. En
Inglaterra, durante el proceso a la Orden, los caballeros William of Poklington,
Stephen of Stapplebrugge y John Stoke declararon paladinamente: «En el
Temple hay dos clase de recepción. La primera supone el ingreso a la Orden y
transcurre sin nada especial en las ceremonias. La segunda tiene lugar años más
tarde, a veces muchos. Está reservada a unos pocos y es muy secreta». Todo esto era y sigue siendo rigurosamente exacto. Uno de los dignatarios
de la Orden, Geoffrey de Gonneville, preceptor de Aquitania y Poitou,
declaró en el proceso: «Muchos suponen sin saber que las ceremonias
secretas son algo malo y contrario a Dios, introducido por el maestre Ronscelin
de Fos. Él hizo modificaciones en los estatutos de la Orden», aclarando
acto seguido que todo cuanto se hacía era bueno, noble y reservado a las almas
más puras, lo que también es absolutamente exacto. En la Orden primitiva, sin
embargo, el maestre general no podía acceder a los niveles y grados más altos,
pues él debía ser ante todo un guerrero y no un esoterista. Vemos, por tanto, que el
Temple no era ni es lo que suponen muchos confundidos que se dicen
templarios y que reducen su vida espiritual a misa y comunión todos los
domingos.
Precisamente,
fue al parecer Roncelin de Fos quien introdujo la denegación de
Jesús como profeta y mesías. Mucho sabía él de la verdadera historia de los orígenes
del cristianismo. Su tésis era la negación de la divinidad de Jesús y un
retorno al Dios Único común a cristianos, judíos y musulmanes. Así
surge dentro del Temple una estructura o jerarquía oculta cuyos miembros no
eran conocidos por la mayoría de los hermanos. Hay quienes sostienen que de ahí
surgió el uso de rechazar la cruz. Quienes se negaban a hacerlo eran enviados a
luchar y morir en Tierra Santa, los que acataban permanecían en Europa a fin
de ser gradualmente introducidos en los conocimientos esotéricos. El objetivo último era el
ideal sinárquico de conquistar el mundo entero para el nuevo ideal. Al saberse
esto por infidencia de algún caballero, constituyó un nuevo y poderoso motivo
para que Felipe el Hermoso y su aliado Clemente V quisieran destruir la Orden del
Temple. Pero había otros rencores y otras causas, entre ellos la cuantiosa
deuda del rey con el tesoro de la Orden. Y así naufragó el proyecto que
hubiera conducido a una Europa unida y a una religión común para todos. Pasemos
a la época en que Roncelin de Fos se desempeñó como maestre de la Orden en
Provenza de 1248 a 1250. Durante este periodo, él debió manejar muchos asuntos,
especialmente cuando fue enviado a España por Guillaume de Sonnac en remplazo
de frey Pelage, enviado a Damieta, Egipto. Se afirma que en Mallorca Roncelin asistió a la ruptura de la Provenza con la Corona de Aragón
y que se alió con Guillaume de Sonnac. De 1252 a
1256, como Maestre de Inglaterra debió resolver diferentes litigios en ese país.
De retorno en Francia, y de nuevo maestre de las casas en Provenza de 1260 a 1278, llevó a cabo su tarea con eficacia, acordando derechos en diversas comunas de
Occitania, recibiendo muchos legados para la Orden y atrayendo a esta muchos
nuevos hermanos caballeros. En
1272 logra persuadir u obligar al obispo de Aviñón, donde el maestre Roncelin
residía habitualmente entonces, a construir la capilla de la casa del Temple en esa ciudad. Muchos manuscritos
citan su presencia para esa época en
multitud de lugares: en Inglaterra, en España, en Tierra Santa y en las
ciudades siguientes: Le Port-Sainte-Marie, Marestaing, Larramet, Martel,
Carnac, Loupiac, La Selve, La Clau, Carcassès, Jalez, Puy-en-Velay, Arles, Fos,
Valence, Lus, Toulouse, Tortose (Tierra Santa), Orange, Saint-Gilles,
Richerenches, Montpellier, Roaix, San Juan de Acre (Tierra Santa), Lacapelle-Livron,
Drulhe, Avignon, Vaour, Montricoux, La Ville-Dieu-du-Temple, Gap et Embrun,
Marseille y Sainte-Eulalie-de-Cernon. Estos múltiples viajes nos hablan de la
importancia y rango que había alcanzado el Maestre Roncelin dentro de la Orden del
Temple. Es
interesante señalar que existe un manuscrito sobre la genealogía de los Señores
de Fos en el que se menciona que Roncelin de Fos desposó a Mabile d'Agoult.
Esto fue sin duda una contravención a la Regla del Temple. De ese matrimonio
nacieron cuatro hijos: Rogeiret, Rossolin, Rossolinette y Consoline. En 1278 hallamos a Roncelin en la casa
de Sainte-Eulalie de Cernon. Muy probablemente en esta comandería de Larzac,
país de su antepasado Arnaud de Bedos, el maestre Roncelin falleció cuando contaba alrededor de ochenta años de edad. Y se llevó con él
secretos no develados. Las
dos funciones de Roncelin de Fos, alto dignatario de la Orden del Temple y
maestre de la «Orden Secreta», nos recuerdan a las dos caras del Bafomet. Y cabe
preguntarse respecto de la relación de este último con la «ciudad de los
sacerdotes druidas» o Bethphagé, mencionada en la carta nº XII de San
Bernardo de Clairvaux a Hugues de Payns. Esto tiene relación con el Bautismo
del que se denomina «Hombre Primordial» entre los celtas, lo que corresponde a
quien no ha iniciado un camino iniciático. Y es tradición que San Bernardo
fue iniciado en su juventud por los druidas, iniciación que a su vez transmitió
a los caballeros fundadores del Temple. En
1240, el copista Robert de Samfort, procurador del Temple en Inglaterra, redacta
sobre pergamino una parte de la famosa «regla secreta de la Orden», si bien hay
autores que afirman que la primera parte fue escrita por Mathieu de Tramlay. Hacia
fines del siglo XVIII, Münter, obispo [luterano] de Copenhague, descubrió en los
archivos del Vaticano el manuscrito en cuestión conteniendo los «estatutos
secretos» del Temple. Existen al parecer dos copias, una en el Vaticano y otra en
Hamburgo.
Aquí
comienza el Libro del Bautismo de Fuego o ARTICULO I
El
pueblo que marchaba en la
ARTICULO II
A
vosotros Hermanos os es dado conocer los secretos del Reino de Dios, felices
nuestros ojos y nuestros
ARTICULO III
El
tiempo ha llegado en el que no se adorará al Padre, ni a Jerusalén,
ni a
Roma. El espíritu es Dios. Y si vosotros sois de Dios, vosotros le adoraréis
en espíritu y en verdad. Sabed que todo lo que Jesús ha dicho por el
verdadero Cristo, es el espíritu y vida en Dios. Es el espíritu de Dios que
vivifica, La carne de Jesús para nada puede servir.
ARTICULO IV
Dios
es amor y quienquiera que permanece en el amor, en Dios permanece y Dios está
en él. Os hablamos en secreto y de lo que permanece oculto a los hijos de la
nueva Babilonia, la que será tornada en cenizas y polvo por los humildes
servidores de Dios. Os hablamos de la sabiduría de Dios revelada a nuestros
Padres que la han transmitido para nuestra gloria y nuestro bien. Ningún príncipe
o gran sacerdote de este tiempo la han conocido. Si ellos la hubieran conocido
ellos no adorarían el madero de la cruz y no habrían quemado a aquellos que
poseían el verdadero espíritu del verdadero Cristo.
ARTICULO V
Vosotros
que s
ARTICULO VI
El
Consolado está liberado del yugo que los hijos de Babilonia han establecido
sobre la base de los falsos dogmas. Entre el judío y el sarraceno actuad como
si fuerais sarracenos o judíos. Con los hijos de Babilonia, gracias a la
elección y al Consolamentum, vosotros estáis liberados. Mantenedlos felices
y tratad de atraer hacia vosotros aquellos cuyos ojos se abren, pero actuad
con prudencia a causa del evangelio eterno y a fin de evitar los escándalos.
ARTICULO VII
A
vosotros que s ARTICULO VIII
Hay
Elegidos y Consolados en todas las regiones del mundo. Allí donde veais
construir grandes edificios haced los signos de reconocimiento y hallaréis
muchos justos instruidos respecto de Dios y del Gran Arte [Arte Real]. Ellos
han heredado de sus padres y de sus maestros y son todos Hermanos. En esa
circunstancia se hallan los begardos y beguinas, los “pobres” de Lyon, los bons homes de Toulouse, Albi, Verona y Bérgamo, los “bajolais” de Galicia y Toscana, y los bogomilos de Bulgaria. Por los caminos subterráneos llegaréis a vuestros capítulos
y a aquellos que alberguen algunos temores les conferiréis el Consolamentum
en los capítulos ante tres testigos.
ARTICULO IX
Recibiréis
fraternalmente a los hermanos de estas cofradías y también los Consolados
de España y de Chipre recibirán fraternalmente a los Sarracenos, a los
Drusos y aquellos que habitan en el Líbano. Y si el espíritu divino anima a
los Sarracenos o a los Drusos vosotros podréis admitirlos como Elegidos o
como Consolados.
ARTICULO X
Ningún
Hermano será recibido si él no cuenta ya treinta y cinco años de edad y si
no ha adquirido los verdaderos frutos de su elección. Para probarlo él
demostrará su instrucción y sus conocimientos en los decretos antes de su
admisión.
ARTICULO XI
Está
expresamente recomendado de rodearse de las más grandes precauciones respecto
de monjes, sacerdotes y obispos, abades y doctores de la ciencia porque ellos
actúan como traidores a fin de enredarlo a uno más fácilmente en el fango
de sus crímenes. Si vosotros los admitís tras una larga probación, que esto
sea fuera del capítulo y en presencia de tres Hermanos y sin revelarles nada
de los estatutos y costumbres de la Orden.
ARTICULO XII
Con
los laicos que sirven a Dios en la simplicidad de su corazón se permite
adoptar menos precauciones y de recibirlos ya como Elegidos, ya como
Consolados después de una probación razonable.
ARTICULO XIII
Ritual
y Consolamentum: El neófito escribirá su confesión general y la entregará
al receptor, confirmando dicha confesión por un juramento en presencia de dos
testigos, y ella será conservada en los archivos del Capítulo. Él recitará
a continuación los Salmos, el antiguo resumen del Deuteronomio y será
bendecido por todos los hermanos, que colocarán la mano derecha sobre su
cabeza, después de lo cual él jurará: silencio, obediencia y fidelidad. El
receptor lo absolverá de todos sus pecados y lo desligará de todos los
mandatos de la Iglesia en el nombre de Dios que no ha sido engendrado y que
tampoco engendra, en el nombre del Verdadero Cristo que no está muerto y que
no puede morir. Se recitarán a continuación las tres oraciones. Durante la
primera el neófito se mantendrá de pie, las manos levantadas. Durante la
segunda se arrodillará, los brazos en cruz. Para la tercera se
prosternará con la faz contra la tierra.
ARTICULOS XIV, XV y XVI
La
primera oración es la de Moisés “Magnifecetur Fortitudo Domine”. Seguida
de “Dixit que Dominus vivo ego et implevitur gloria Domini universa terra”,
después de los cual el receptor cortará un poco de barba, cabellos y uña
del dedo índice del neófito diciendo: “Tú sufrirás más en tú corazón
que en tú cuerpo como signo de la alianza de Dios con el espíritu del
hombre”. La segunda oración es la del hijo de María llamado Jesús:
“Pater aeterne, glorificamos...” (San Juan CXVII) seguida de “Facta est
vox de coelo meus dilectus...”. El receptor coloca enseguida el anillo en el
índice derecho del hermano diciendo: “Hijo de Dios, toma este anillo como
signo de unión eterna con Dios, con la Verdad y con nosotros.” La tercera
oración, llamada de Baphomet, es la que sirve de apertura al Corán y que
lleva el nombre de Fatiha. El receptor agrega: “Un maestro, una f
ARTICULO XVII
La
figura de Baphomet es retirada de su sagrario y el receptor dice: “El pueblo
que marchaba en las tinieblas ha visto una gran luz y ella ha brillado para
todos aquellos que estaban sentados en los árboles de la muerte. Hay tres que
rinden homenaje a Dios y al mundo y esos tres son (San Juan). Todos los
hermanos exclaman “Yah Allah”, es decir, “Espléndor de Dios”, besan la
imagen y la tocan con su cinto. El receptor toma a continuación al neófito
por la mano y dice: “En el presente, el hijo del Hombre es glorificado y
Dios es glorificado en él. Vericinum (¿verdadero?) nuevo amigo de Dios que
habla a Dios cuando él lo desea, a Dios al cual debéis dar gracias puesto
que Él os ha conducido a donde deseabais ir y os ha concedido vuestros
deseos. Que la luz divina permanezca en nuestros corazones y nuestros espíritus,
Amén”. Para terminar la ceremonia, se entona el cántico tomado del libro
de la Sabiduría, cántico que marca el final del Capítulo.
ARTICULO XVIII
El
neófito es conducido a los archivos, donde se le enseñan los misterios de la
Ciencia Divina, de Dios, de Jesús Niño, del verdadero Baphomet, de la nueva
Babilonia, de la naturaleza de las cosas, de la vida eterna, así como también
“La ciencia secreta de la gran filosofía: Abrax y los talismanes”. Cosas
éstas que deben ser rigurosamente ocultadas a los eclesiásticos admitidos en
la Orden.
ARTICULO XIX
Está
prohibido en las casas donde los hermanos no son Elegidos o Consolados de
trabajar ciertas substancias por la ciencia filosófica y por lo tanto de
transmutar los metales viles en oro y en plata. Esto no será jamás
emprendido sino en los lugares ocultos y en secreto.
ARTICULO XX
Esta
rigurosamente prohibido de elegir como Gran Maestre a un Consolado. Los otros
puestos y cargos principales de la Orden están reservados a los Elegidos y a
los Consolados. 1-
INTRODUCCION El presente artículo se ocupa de diversos puntos del esoterismo templario con referencia especial a los Estatutos Secretos de la Orden del Temple o Libro del Bautismo de Fuego. La autenticidad de este documento no es cosa unánimemente aceptada ni mucho menos. En definitiva, que la cuestión es comprender de dónde sale cada cosa en esos Estatutos y que quiere realmente decir. Logrado esto, la autenticidad surge como muy evidente a mi entender. Es lo que intentaremos al menos esbozar aquí. Un estudio serio y coherente del esoterismo templario exige para ser fructífero amplitud de criterio y diversidad de líneas de avance. De no encararse de este modo, nos encontraremos inevitablemente con callejones sin salida y preguntas sin respuesta. Tales situaciones frecuentes han dado lugar muchas veces en el pasado a soluciones de tipo conjetural que tienen excusa, pues la complejidad del problema del esoterismo templario es muy grande. Remitimos a nuestros trabajos en el Boletín Temple «La Orden del Temple ayer y hoy» y «Dante Alighieri y la filiación templaria de los Fedeli d'Amore», para evitar en lo posible innecesarias duplicaciones al respecto. Es indudable que en el Temple dejaron su huella multitud de corrientes espirituales de las más diversas: druidas, cátaros, drusos, alquimistas, iniciados del Islam, cabalistas, gnósticos y masones. Esto para no mencionar si no a lo más evidente pero, desde luego, tal diversidad de contenidos complica y mucho el hallar un hilo conductor. Es común la idea de que en la Orden existía un sincretismo que acumulaba ideas muy heterogéneas que se iban incorporando al Temple por los más distintos caminos. Pero la realidad es que, como destaca René Guénon, los antiguos iniciados sabían apreciar muy bien la unidad doctrinal subyacente tras una aparente diversidad de formas externas. Es por ello que, por ejemplo, Dante emplea un lenguaje a menudo tomado del cristianismo y otras veces de la antigüedad grecorromana, y no hace esto llevado por un sincretismo superficial. De hecho, y como señala Guénon, la metafísica pura no es ni pagana ni cristiana, es universal. Los misterios antiguos no eran paganismo pero se superponían a éste. Es necesario comprender, y esto es lo que le cuesta mucho a algunos, que la vía iniciática se halla por arriba de toda forma religiosa exotérica. Esto es lo que le permite desarrollarse adoptando como ropaje exterior cualquiera de esas formas o ninguna. Mencionaremos a continuación las líneas de estudio que aquí trataremos brevemente y a las que cabe calificar de no convencionales. Todas ellas prometen aportes de mucho interés y nada impide volver en el futuro sobre este tema para darles el desarrollo más extenso y cuidadoso que merecen. De hecho, nos hallamos ante una verdadera labor detectivesca donde habrá que rescatar piezas de evidencia casi siempre de manera muy indirecta, buscando indicios significativos y destacando paralelismos o analogías evidentes entre líneas iniciáticas tradicionales en apariencia muy distantes tanto en el tiempo como en el espacio. Este hecho ya ha sido subrayado múltiples veces por Guénon y sus continuadores, y permite, una vez más, poner de manifiesto la unidad esencial subyacente en todas las formas tradicionales auténticas. En primer lugar, tenemos a los Fedeli d'Amore, filiación laica del Temple que ha merecido extensos estudios de muy distinguidos especialistas, tales como René Guénon, Luigi Valli, A. Ricolfi, Arturo Reghini, Aroux, Rossetti y otros. Esta parece ser una de las vías más promisorias de estudio y coloca a Dante Alighieri como figura clave en el centro mismo del problema. Y ahí viene en nuestra ayuda la obra colosal del erudito español Miguel Asín Palacios La Escatología Musulmana en la Divina Comedia, reeditada por Hiperión, Madrid, 1984. De interés puede resultar también el pequeño libro de R. H. Shamsuddín Elía Dante y el Islam, Buenos Aires, 1998. Una de las claves principales la proporciona el mismo Dante cuando recoge ideas de fuentes iniciáticas islámicas, aun cuando se cuida muy bien de mencionar explícitamente esas fuentes. Cosa que sorprende, pues no menciona nunca ni al profeta Mahoma ni al célebre iniciado andalusí murciano Mohyiddin ibn'Arabi (el más grande de los maestros espirituales del Islam y de quien Dante mucho toma), pero no tiene en cambio reparos en citar a Avicena y a Averroes. Por último, debemos mencionar, ya en relación directa con los Estatutos Secretos o Libro del Bautismo de Fuego a la documentada obra del Dr. Hans Prutz Geheimlehre und Geheimstatuten des Tempelherrenordens. Sin embargo, esta peca de cierta rigidez, siendo una típica producción de un Gelehrte que lo desconoce todo o casi respecto de la Tradición Esotérica. Esto hace que, al aferrarse únicamente a las pocas pruebas asibles y tangibles sobre la tradición interna del Temple de que él disponía, llegue este autor a conclusiones puramente negativas sobre la autenticidad del texto que nos ocupa. Ejemplo de esto que decimos es que prácticamente niega la existencia histórica del maestre Roncelin de Fos por no disponer él de mayores datos al respecto. Pero Prutz acepta, en su totalidad, las actas del proceso como algo fidedigno y de ahí concluye, a nuestro juicio inválidamente, la no autenticidad del Libro del Bautismo de Fuego. La obra de Prutz contiene sin embargo datos del más alto interés en cuanto que el Estatuto Secreto que nos ocupa existía sin duda alguna. Todo se reduce a establecer si el conocido y reproducido aquí es el auténtico. Prutz presenta una serie de evidencias al respecto de tal existencia. De particular importancia es la cita de Michelet concerniente al testimonio del caballero Gervais de Beauvais, quien afirmó haber visto en poder de uno de los superiores de la Orden, junto a los estatutos comunes y conocidos de 1128, otro libro con estatutos que este mantenía muy oculto y del que afirmó que «por ningún precio se lo enseñaría a nadie». También cita Michelet (vide Prutz, op.cit.) al caballero Bertrand de Marignac, quien se sentía obligado «post multas promissiones de statutis et secretis ordinis observandis ab eo factas». El gran maestre templario Thomas Berard (o Berault) (su desempeño fue en los años 1256-73, según fuentes de la Orden del Temple de Jerusalén, según Prutz en 1265-72) mandó quemar muchas copias de los Estatutos Secretos, manteniendo unas pocas en manos de los más leales y encumbrados caballeros del Temple.
2- DANTE Y EL ESOTERISMO TEMPLARIO
De la filiación templaria laica de los Fedeli d'Amore nos hemos ocupado extensamente en otro artículo publicado en el Boletín Temple y no repetiremos, si no en mínima medida, lo dicho allí. La clave es ahora Dante Alighieri, figura principalísimo de los Fedeli d'Amore, tanto con sus palabras como con sus silencios, y de eso pasaremos a ocuparnos. Como bien dice Georg Rabuse en su libro Der kosmiche Aufbau des Jenseitsreiche Dantes: «La Divina Comedia más de seiscientos años después de la muerte de Dante es un libro cerrado con siete sellos». De la fidelidad al Temple de Dante no cabe duda razonable alguna. Es San Bernardo mismo a quien él elige para que lo guíe en la última etapa de su ascenso a Dios. Es a París a donde Dante corre cuando se inicia el inicuo juicio a los Hermanos Caballeros. Una cuestión largamente debatida es el significado simbólico del VELTRO [un veltro es un lebrel, cazador de mucha velocidad] mencionado por Dante. René Guénon analiza este problema en su libro L'ésoterisme de Dante. Pero en suma lo reduce a juegos verbales que toma de otros autores sin aportar una solución definitiva a este problema. Mucho más convincente nos resulta el aporte de Giovanni Papini, quien identifica el VELTRO con el «VangELo eTeRnO» (Evangelio Eterno), mencionado también en el Libro del Bautismo de Fuego o Estatutos Secretos del Temple (cf. Papini: Dante vivo, Apolo, Barcelona, 1949). En realidad, como el mismo Papini señala, existen centenares de escritos sobre este problema esencial para la comprensión del Dante. Papini estima que puede tratarse de una alusión a las doctrinas de Joaquín de Fiore. Estas doctrinas aludían a la próxima venida del Espíritu Santo y su reinado, y eran conocidas en tiempos de Dante precisamente con el nombre de VANGELO ETERNO. Esto culminaría con la más completa reforma de la corrupta Iglesia católica. Dante sentía gran admiración por De Fiore y lo coloca en el Paraíso en la Divina Comedia, a pesar de las distintas condenas eclesiásticas que cayeron sobre sus obras. Es muy recomendable leer el detallado análisis de Papini y comparar sus conclusiones con los puntos de vista sostenidos por los Fedeli d'Amore (véase al respecto en el Boletín Temple nuestro trabajo ya citado). La síntesis final sería la de una muy necesaria reforma completa de la corrupta Iglesia católica. Esta idea era muy cara a Dante y no cabe negarlo. En «Paraiso», XXVII, 22 yy ss., hace exclamar a San Pedro estas palabras que eximen de todo comentario:
«Quelli
ch'usurpa in terra il luogo mio,
(«Aquél que
en tierra me ha usurpado el sitio mío, Y esto se sitúa muy cerca de los motivos que impulsaban hacia la universalidad y unidad soñada por los Iniciados Templarios en materia religiosa. Sin embargo, las doctrinas de Joaquín de Fiore solo hacen a la religiosidad exotérica y a lo temporal. No tienen en sí nada de iniciáticas y es por ello que cabe perfectamente conjeturar que se trata en realidad de otra doctrina de igual nombre a la que la mencionada le puede servir como velo de ocultamiento. Esta doctrina necesariamente no puede ser otra que la de la Fede Santa o Fedeli d'Amore emanada directamente del Temple. En efecto, no se le conocen a Dante otras adhesiones o filiaciones esotéricas que ésta, la que, como es sabido, se convirtió en núcleo de la flor y nata tanto de la literatura italiana como de otros campos del pensamiento. La cuestión ya planteada antes es ardua: ¿Porqué Dante cita una y otra vez al profeta Mahoma y a los maestros espirituales del Islam sin mencionar sus nombres? ¿Qué promesa o juramento iniciático le impedía hacer tal mención de no haber otro motivo? Buena pregunta que sólo podemos intentar responder teniendo en cuenta la pertenencia de Dante a la Fede Santa o Fedeli d'Amore y el muy estrecho paralelismo de usos, y la vinculación estrecha de los caballeros templarios con algunas agrupaciones del Islam, en especial con los guerreros santos del Islam hashashins o «asesinos» ismailitas. La similitud entre el Temple y estos últimos va por cierto mucho más allá del blanco y el rojo usados en las vestimentas de ambas Ordenes por caballeros y rafiks (equivalente de aquéllos entre los hashashins). Lo notable es el paralelismo estructural entre Temple y hashashins, que obliga a pensar que Hugues de Payns se inspiró directamente en estos últimos al crear el Temple. El mismo número de grados en las estructuras respectivas acentúan esta similitud. Siguiendo a Hammer-Purgstall, David Annan (en Norman Mackenzie: Sociedades secretas, Alianza, Madrid, 1973) y C. E. Nowell (además de un resumen de J. F. Ferro), podemos presentar el siguiente cuadro comparativo donde la analogía se hace evidente. Resulta claro que ambas órdenes estuvieron en contacto en Siria antes de 1128.
Pero, desde luego, esto corresponde a la estructura externa o formal. Avanzando un paso más, tenemos el simbolismo de los colores de la sangre y la pureza, rojo y blanco. Roja la cruz en el manto blanco en el Temple, blanca la túnica con faja o cinturón y gorro rojos en los hashashins.
Notablemente
blanco y rojo son también los colores tanto de Conduiramour
como de Beatriz, siendo la primera para Parsifal lo que es Beatriz para
Dante. Naturalmente, hay que remitir aquí a la obra de Wolfram von
Eschenbach... y recordar que la Tradición Iniciática es una y universal.
Sin poder extendernos aquí demasiado al respecto, diremos que la opinión de
los estudiosos del tema es que la doctrina de los más altos iniciados entre
los hashashins era que las formas religiosas exteriores carecían en
realidad de importancia (véase la obra bien conocida de J. H. Probst-Biraben Les Mystères des Templiers). Desde
luego, todos los verdaderos iniciados en todos los tiempos y lugares han
sostenido y sostienen exactamente lo mismo. Lo
esencial era y es la doctrina esotérica, y se podía adoptar una forma
religiosa exterior distinta sin variar en absoluto este punto. Incluso
reprocharon los hashashins a los templarios sostener la errónea y
perniciosa concepción trinitaria de Dios, que alejaba del Dios Uno. En
suma, que la clave del VELTRO o «VangELo eTeRnO» templario hay que buscarlo en
las doctrinas iniciáticas del Islam y en su conexión con los contenidos
velados de la Divina Comedia. Ya lo dice el mismo Dante («Inferno», IX, 61-63). «O
voi ch'avete li'ntelleti sani, mirate la dottrina («Oh, vosotros que tenéis la mente sana, mirad la doctrina
Y todo indicaría que dentro de la Divina Comedia hay otro texto
escondido de acuerdo a cierta clave. La cuestión es hallar esta clave.
Precisamente es Dante quién menciona en la Divina Comedia, Paraíso, XXVI, 133, que la letra I fue el primer nombre de Dios. «Pria
ch’io scendessi all’infernale ambascia,
(«Antes
de descender al duro infierno,
Siguiendo
el punto de vista de Schult que encontramos en Dante, estas alusiones a
disciplinas espirituales hoy perdidas u olvidadas en Occidente
aparecen también en la famosa obra de Von Sebottendorf. De destacar esto se ha ocupado Guénon (op.cit.), y
remitimos además a nuestro postfacio a la obra de Von Sebottendorf. No nos olvidemos que esta disciplina se refiere directamente
a las sílabas místicas intraducibles que aparecen al comienzo de los capítulos
del Corán y que fueron transmitidas según la tradición islámica por el
profeta Mahoma a sus seguidores más íntimos y cercanos.
Es
difícil creer que esto sea solo una coincidencia o hallar siquiera un
conato de explicación diferente al propuesto aquí, y así se aclararía
completamente su mención en los Estatutos Secretos. Se trataría con la más
alta probabilidad de otra alusión velada, esta vez referente a una
disciplina de alquimia interior similar a la que describe Von Sebottendorf.
La cuestión ya largamente conocida y discutida de si Dante halló una fuente de inspiración en la escatología musulmana resulta aquí de interés secundario. Es menester remitir al lector que se interese a la obra colosal de Asín Palacios (op.cit.), la que contiene abundante bibliografía. El tema que sí nos concierne es todo aquello que hace a contenidos doctrinales velados en las obras dantescas, provengan ya del Islam ya de otras fuentes. Y es aquí donde queda la mayor parte de la tarea por realizar, nada simple por cierto. Nos proponemos retornar a este asunto en futuros trabajos.
Este número monográfico del Boletín Temple se publicó el día 3 de enero de 2001 (Annum Templi DCCCLXXXIII), lo cual supuso que por primera vez en Internet se divulgasen los Estatutos secretos de Roncelinus.
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